26 Mayo

“Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros” (1 Samuel 15:22).

 

Las instrucciones divinas dadas al rey Saúl fueron bastante claras: Hiere a los amalecitas, destruye todas sus posesiones, todas, y no tomes botín. Pero Saúl perdonó al rey Agag y apartó lo más escogido de las ovejas, bueyes, vacas y corderos.

Cuando Samuel se encontró con Saúl a la mañana siguiente en Gilgal, Saúl confiadamente le anunció que había hecho exactamente como el Señor le había mandado. Pero en ese mismo momento se dejó oír un coro de balidos y mugidos que entonaban su canción. ¡Qué embarazoso!

Samuel quiso saber por qué las ovejas balaban si Saúl las había matado a todas. El rey entonces trató de disculpar su desobediencia acusando al pueblo y excusándoles sobre bases religiosas. Saúl le dijo: “El pueblo tomó del botín ovejas y vacas… para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal” (v. 21).

Fue entonces cuando oyó al profeta de Dios tronar con estas palabras condenatorias: “Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación” (vv. 22-23).

La obediencia es más importante que los rituales, los sacrificios y las ofrendas. Escuché una vez acerca de una familia que trató toda la vida a su madre con frío desprecio y desobediencia. Pero cuando murió vistieron su cadáver con un vestido original de “Cristian Dior”. ¡Un intento despreciable e inútil de reparar los muchos años de rebelión y descortesía!

Con frecuencia escuchamos cómo la gente defiende una posición no escrituraria pensando que así pueden llegar a tener una influencia mayor. Pero Dios no se deja engañar por tales racionalizaciones artificiosas. Desea nuestra obediencia, nuestra esfera de influencia es asunto Suyo. La verdad es que cuando somos desobedientes, nuestra influencia es negativa. Sólo cuando caminamos en comunión con el Señor podemos ejercer una buena influencia sobre los demás.

William Gurnall dijo: “Sacrificio sin obediencia es sacrilegio”. Y viene a ser aún peor cuando encubrimos nuestra desobediencia con alguna piadosa excusa religiosa. Los ojos de Dios no están vendados.

Josue G Autor