¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? Todos nos hemos hecho esta pregunta en alguna ocasión: Especialmente en momentos difíciles de la vida. O bien luchamos con toda nuestra fuerza en contra de las dificultades, o bien caemos en la resignación. Pensándolo bien, esta pregunta surge por la necesidad de solucionar un problema mucho más profundo de nuestra vida. Por eso te pido que te pares por un momento para preguntarte: ¿Por qué Dios ha permitido que me pase algo así? A lo mejor piensas que Dios te quiere castigar. Tal vez por un pecado que has cometido, por haber transgredido sus mandamientos. Pero seguramente esto no es la causa principal. Si el castigo fuera la meta de Dios, él nos podría quitar la vida. Pero justamente hace lo contrario. Él es quien sostiene tú vida. Cada día es un regalo: una oportunidad que te brinda para conocer a Jesucristo.
¿Por qué me tiene que pasar a mí? Porque Dios quiere hablar contigo. A lo mejor ya lo ha intentado antes. Pero mientras todo iba bien, no tenías interes en pensar en Dios. Sí, puede ser que Dios haya permitido cosas difíciles en tu vida. Pero tal vez tuvo que recurrir a esto para obligarte a pararte y pensar acerca de cosas realmente importantes. Creo que Dios quiere que te des cuenta de 3 cosas. Todas ellas verdades que pasamos por alto con demasiada frecuencia:
1) Necesitas ayuda.
2) No puedes ayudarte a ti mismo.
3) Debes dirigirte a Él para pedirle ayuda y salvación.
La verdad es que se trata de mucho más que solamente encontrar la salida a un problema momentáneo. Piensa que si ya te hubiéras muerto, sin haber conocido a Jesucristo como tu Salvador, estarías perdido para toda la eternidad. Entonces tus pecados no te habrían sido perdonados y estarías excluido para siempre de la presencia de Dios. Este es el problema fundamental que Dios quiere solucionar en tu vida. Hay una buena noticia para ti: Dios no quiere que tú te pierdas. Por esto Él envió a su Hijo al mundo para morir por tus pecados. Jesús murió en la cruz por pecadores como tú y yo, para que nosotros pudiéramos ser perdonados. La Biblia nos dice que la paga del pecado es la muerte, pero la dádiva (o el regalo) de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús. Jesucristo murió en tu lugar y al tercer día resucitó. Ahora él vive y está esperando que confíes tu vida en sus manos.
Dios ha cumplido con su parte en cuanto a lo que era necesario para tu salvación. A tí te toca ahora tomar en serio su palabra y aceptar por fe a Jesucristo como tu Salvador y Señor de tu vida. La Biblia afirma: Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Habla con Él en oración como con un buen amigo. Confiésale que eres un pecador y pidele que te perdone. Así solucionarás tu mayor problema: tu culpabilidad delante de Dios. Sí así lo haces, Dios promete tomar tu vida en sus manos y podrás experimentar como él te será un fiel ayudante en cualquier situación de tu vida, hasta el día en que llegues a estar con él para siempre.
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