DICE QUE LO ÚNICO QUE EXISTE ES EL UNIVERSO FÍSICO.

LA 1ª OBJECIÓN DICE QUE LO ÚNICO QUE EXISTE ES EL UNIVERSO FÍSICO. Y como esto lo ha comprobado la ciencia – dicen – pues no puede existir ningún mundo sobrenatural allí afuera, ni ningún Dios que lo habite, ni nada después de la muerte. Y cualquier persona que insista en decir lo contrario, a pesar de lo que dice la ciencia, no es más que un pobre engañado, semejante a los que todavía insisten en que la tierra es plana.

¿CÓMO CONTESTAMOS? Contestamos que la ciencia nunca ha comprobado tal cosa, por la sencilla razón de que tales cuestiones pertenecen a una esfera de realidades que existe mucho más allá de los límites de la ciencia. La ciencia puede observar y pronunciarse sobre cuestiones que tienen que ver con este mundo físico y natural en el cual vivimos, y el universo físico y natural a nuestro alrededor. Esta es su esfera legítima de operación. Pero la ciencia no puede, por definición, pronunciarse sobre la existencia o no existencia de una esfera sobrenatural. Es que no tiene ningún instrumento o experimento con que determinar tales cuestiones, cosa que muchos científicos reconocen. Por lo tanto decir que Dios, y ese mundo sobrenatural del cual la Biblia nos habla no existen, es un decir que no tiene nada que ver con la ciencia auténtica, sino que es una mera suposición filosófica. Además una suposición casi siempre basada en una profunda hostilidad hacia la mera idea de Dios. En esa profunda desgana de Dios de la cual la Biblia nos habla en Romanos capítulo 1. Una desgana de Dios que reside en el corazón del ser humano como consecuencia de su desafío a la Ley de Dios, escrita en su corazón y atestiguada por su propia conciencia. No gusta para nada la idea de un Soberano Dios allí afuera ante quien tendremos que rendir cuentas un día. Ahora si Dios y el mundo sobrenatural pertenecen a una esfera de realidades que existe más allá de los límites de la ciencia, entonces resulta obvio que sólo sabremos si existen si ellos mismos deciden revelarse de alguna manera a nosotros. Y eso es exactamente lo que ha ocurrido. Dios – (y ese mundo sobrenatural) – se han revelado, de varias maneras. He aquí dos maneras principales.

1. POR MEDIO DEL MISMO UNIVERSO físico y material que nos rodea por todas partes, con sus miles de maravillas, su increíble diversidad, su belleza suprema, la precisión de sus Leyes naturales, y la asombrosa complejidad de hasta la célula más pequeña que existe. Hablando de esto, el genetista Michael Denton dice que la célula bacteriana más pequeña que existe – (con un peso de menos de una trillonésima parte de un gramo) – es una autentica factoría microminiaturizada, compuesta de miles de piezas de maquinaria molecular, exquisitamente diseñadas, y consistente en 100 mil millones de átomos. Mucho más compleja – (esta pequeñísima célula) – que cualquier maquinaria fabricada por el ser humano, y sin ningún paralelo en el mundo inánime. Esta evidencia de Diseño, hasta en la vida mas microscópica, juntamente con la evidencia de lo que se llama Complejidad Irreducible – (que quiere decir que la ‘factoría micro miniaturizada´ no puede funcionar hasta que cada pieza este en su sitio preciso y en pleno funcionamiento) – nos está diciendo que la vida no puede ser el resultado de millones de accidentes a través de millones de años, como dicen los evolucionistas, sino que es el resultado de Diseño Inteligente. Y esto, por supuesto, indica un Diseñador.

Y como si todo esto no fuera suficiente, el descubrimiento del ADN ha revelado que cada una de nuestras células – (y tenemos millones de ellas) – está atestada de verdaderos volúmenes de Información que guían y controlan cada faceta del desarrollo y funcionamiento de la célula. Y esta Información no es materia. Informa y dirige la materia – (la célula) – pero es en si inmaterial. Y además antecede a la materia. Por lo tanto la información que contiene la célula no puede haber sido producida por ningún proceso físico ni, por supuesto, por el mero azar. Todo esto está convenciendo a muchos científicos – (aunque no a los que persisten en su desgana de Dios) – que la vida no puede ser el resultado de mera casualidad, sino que detrás de la vida y de todo lo que hay en este inmenso y fascinante universo, existe una mente. Una Inteligencia Suprema que diseña, crea, informa y dirige la vida que ha creado, y el maravilloso mundo que hizo para morada nuestra durante nuestra breve estancia aquí. Una Inteligencia que no es algo vago e impersonal. Sino el mismo Dios de la Biblia, de quien está escrito “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). Así que el mismo universo físico a nuestro alrededor es una clara evidencia de la existencia de Dios, y de un mundo sobrenatural allí afuera, como dice el texto Bíblico de Romanos 1:20 – “Porque las cosas invisibles de Dios, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.

2. POR MEDIO DE UNA PERSONA única y extraordinaria que estuvo aquí una vez en la historia de nuestro mundo, y que fue conocido en un principio simplemente como Jesús de Nazaret. La historia de su vida se encuentra narrada en los cuatro evangelios, y es una historia verdaderamente fascinante. Uno se da cuenta enseguida que Jesús impresionó a la gente de su tiempo de forma tan marcada, que le seguían por todas partes, a veces por miles. Es que nunca se habían encontrado con nadie como Jesús. Las palabras que salían de sus labios les dejaban maravillados. Eran palabras que llegaban al alma, elevaban el espíritu, y hacían que Dios y el mundo sobrenatural fueran realidades tan cercanas, que casi parecía que las palpaban. Y las grandes obras que él hacía – (de las cuales todos eran testigos) – les dejaban boquiabiertos, y hacían que glorificaran a Dios diciendo;- “Nunca hemos visto tal cosa”, (Marcos 2:12). Jesús de verdad era diferente. Tan diferente a todos los demás, que una y otra vez la gente preguntaba ‘¿Quién es este?´ Los discípulos lo preguntaron; en una ocasión toda la ciudad de Jerusalén lo preguntó; también los líderes religiosos lo preguntaban, y el rey Herodes, y Caifás el Sumo Sacerdote, y hasta Poncio Pilato el Gobernador Romano. Y Pilato no solo le preguntó quien era, sino de dónde era. La pregunta se encuentra en Juan 19 y el versículo 9, que reza así; – “Pilato entró otra vez en el pretorio, y dijo – ¿De dónde eres tú?”. Ahora Pilato obviamente sabía – (como todo el mundo sabía) – que Jesús era de Nazaret, pero es que esa contestación no era suficiente. Se podía decir de algunos de los discípulos, que eran de Betsaida, y así quedaban clasificados.

Pero es que Jesús desbordaba toda mera clasificación humana. Nazaret nunca había producido a nadie como este Jesús – ni antes, ni después. Y es más, la historia entera del mundo entero nunca ha producido a nadie como Jesús. Y si alguien dijera – ‘eso lo dices tú por cuanto eres uno de sus seguidores´, contestamos con las palabras de un renombrado historiador, que a pesar de ser ateo, dice lo siguiente de Jesús;- “Jesús ha sido a través de la historia no solo el ejemplo más elevado de virtud que ha existido, sino también el incentivo más poderoso hacia su práctica. Jesús ha tenido una influencia tan profunda, que se puede decir con toda certeza que el simple relato de sus tres breves años de vida pública, ha hecho mucho más para regenerar y ablandar al género humano, que todas las disquisiciones de filósofos, y todas las exhortaciones de moralistas”. (W.E.H. Lecky). ¿De dónde entonces era Jesús? Para muchísimas personas a través de la historia, ha resultado obvio que Jesús no era de este mundo. Este mundo – repetimos – no produce personas cómo Jesús.

¿Quién era entonces? ¿Y de dónde era? Hablando Jesús con el teólogo principal de Israel – (un tal Nicodemo, en Juan 3:13) – Jesús dijo claramente que había descendido a nuestro mundo desde ese otro mundo sobrenatural y eterno que sí existe, y que se llama en el texto citado – ‘el cielo´. Y esta aseveración suya corre como un hilo de oro por todo el evangelio de Juan, conjuntamente con su aseveración de ser el Divino Hijo de Dios. ¿Pero podemos creer estas cosas tan extraordinarias que nos dice este Jesús tan extraordinario del cual hablamos? Contestamos que sí. Y la resurrección de Jesús de la tumba donde le enterraron – (de la cual hablaremos en el capítulo 3) – es la evidencia suprema que confirma la realidad de todo lo que Jesús le dijo a Nicodemo en esa entrevista privada que tuvo con él una noche allá en Jerusalén. Y también de todo lo que Jesús después enseñó públicamente en todos los demás capítulos de Juan.

Así que Jesús mismo es la evidencia ineludible de la existencia de otro mundo sobre-natural más allá de la tumba, y de un Soberano Dios ante quien todos tendremos que dar cuenta un día. Escuchemos las mismas palabras de Jesús en Juan 15:22 – “Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado – (culpa) – pero ahora no tienen excusa”.

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