“¡Ved qué trueque y qué duelo tan maravillosos!: Cristo es Dios y hombre; no conoció nunca el pecado, su justicia es insuperable, eterna, todopoderosa. Pues bien, por el anillo nupcial, es decir, por la fe, acepta como propios los pecados del alma creyente y actúa como si él mismo fuese quien los ha cometido. Los […]