27 Febrero

“Escogió Dios… lo débil del mundo… para avergonzar a lo fuerte”
(1 Corintios 1:27).

Si un carpintero tomara simples trozos y desperdicios de madera y con ellos hiciera un mueble espléndido, ganaría mucha más fama que si empleara grandes trozos de material muy fino. De la misma manera, cuando Dios utiliza cosas que son estimadas como necias, indignas y débiles y con ellas consigue resultados formidables, esto no hace sino magnificar Su habilidad y poder. La gente no puede atribuir la maravilla a la materia prima, y se ve obligada a reconocer que solamente el Señor es digno de alabanza.

El libro de los Jueces provee muchas ilustraciones donde Dios utiliza las cosas débiles del mundo para avergonzar a las que son fuertes. Aod, por ejemplo, era un benjamita zurdo. La mano izquierda en la Escritura significa debilidad y sin embargo, con ella Aod derribó a Eglón, rey de Moab y el país quedó tranquilo por ochenta años (Jue. 3:12-30).

Samgar salió a la batalla blandiendo una aguijada de bueyes, y a pesar de usar un arma tan extraña hirió a 600 Filisteos y así libró a Israel (3:31). Débora formaba parte del “sexo débil”, sin embargo, con el poder de Dios obtuvo una victoria aplastante sobre los cananeos (4:1; 5:31). Los 10.000 soldados de a pie de Barac fueron un pobre rival, humanamente hablando, contra los 900 carruajes de Sísara y no obstante, Barac barrió el campo enemigo (4:10, 13). Jael, otro miembro del “sexo débil”, mató a Sísara con un arma tan poco convencional como una estaca (4:21). De acuerdo a la Septuaginta, sostuvo la estaca con su mano izquierda. Gedeón marchó contra los madianitas con un ejército que el Señor había reducido de 32.000 a 300 hombres (7:1-7). Su ejército se describe bajo la figura de un pastel o pan de cebada. Ya que el pan de cebada era la comida del pobre, la descripción es de pobreza y debilidad (7:13). Las armas inauditas del ejército de Gedeón eran cántaros de barro, antorchas y trompetas (7:10). Y como si eso no fuera suficiente, para asegurar la derrota, los cántaros debían romperse (7:19). Abimelec fue derribado por mano de una mujer que dejó caer sobre su cabeza un pedazo de piedra de molino (9:53). Uno de los jueces de Israel se llamaba Tola, que significa gusano, un título poco favorable para un libertador militar (10:1). Cuando nos encontramos por primera vez con la madre de Sansón, era una mujer estéril y desconocida (13:2). Finalmente, Sansón mató a 1.000 filisteos con tan sólo una quijada de asno (15:15).

Josue G Autor