Mi encuentro con Dios

Me llamo Mª Carmen, y quiero explicarles brevemente como conocí al Señor y como he podido experimentar en mi vida de manera muy especial el cuidado y el amor de Dios.

Pero voy a empezar desde el principio: Desde los 8 años aproximadamente acudía a la iglesia católica y por fin hice la primera comunión, ya podía confesarme al cura porque necesitaba liberarme urgentemente de mi pecado y sentirme perdonada. No he cometido grandes pecados como asesinatos o atracos, pero necesitaba sentirme perdonada de mis mentiras, bueno,  a veces cogía cosas que no eran mías, y no tenía muy buenos pensamientos acerca de ciertas personas.Yo sabía que Dios rechazaba el pecado, pero necesitaba sentirme perdonada para poder acercarme a él. Mi mayor miedo era el infierno, pensaba “con lo malísima que soy cuando muera entraré en el infierno el día uno, estaré el día dos, el día tres y hasta el infinito, por toda la eternidad “. Esto me aterrorizaba y me comprometía cada domingo delante de Dios a no volver a pecar esa semana. Volvía el domingo siguiente y delante de Dios reconocía que no podía dejar de pecar pero que lo intentaría nuevamente otra semana . Y así semana tras semana, era para mí imposible dejar de cometer pecados por pequeños que fueran. Ya en la universidad reté a Dios y le dije por mis propias fuerzas no consigo acercarme a ti, no me siento perdonada , no me siento cercana a Tí. Pero si tu quieres, aquí estoy.

Finalmente cae en mis manos a los 23 años una Biblia y encontré el eslabón que me faltaba,  descubro  que Jesucristo paga por mi pecado y Dios me ve justa por medio de El.

Ya lo dice Dios en Jeremías 31:34 “perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado“. Cuando confesamos nuestros pecados, Dios nos perdona y olvida inmediatamente.

Resulta paradójico que el Dios omnisciente, el Dios que todo lo sabe, que cuenta las estrellas, que cuenta nuestras lagrimas, que determina cuando cae un gorrión a tierra, que sabe cuantos son los cabellos de nuestra cabeza, OLVIDA los pecados que se confiesan y se abandonan.

Mi miedo al infierno desaparece, mi Cristo prepara lugar para mí y cuando muera físicamente como ser eterno que soy estaré con El para siempre. Como cristiana sólo puedo tener palabras de gratitud y alabanza hacia mi Dios que tanto se ha interesado por mi vida . ¿Quién soy yo para que me valore tanto, hasta el punto de humillarse y entregarse por mí? Por supuesto que somos únicos y valiosos para nuestro Dios. Por eso es bendito y digno de alabanza porque el prepara el acercamiento y nos busca para darnos bendición, para darnos todo lo bueno.

Recibo a Cristo como mi Señor y Salvador y le entrego mi vida porque sólo él puede tener cuidado de mí, sé que nada puede suceder fuera de su voluntad, sé que Dios controla todas las cosas, y todavía que yo sepa no ha cometido su primer error . Su proceder es siempre correcto.

A los 40 años, en el año 2007 , siento el deseo de hacerme una mamografía, en esa fecha tengo un hijo de 5 años y una hija de 2 años y nunca me hice revisiones médicas. Me llaman de la consulta, después de hacerme una biopsia, llega mi turno me dice el médico que tengo un calcinoma ductal infiltrante. Con muchísima tranquilidad le dije al médico, bueno , mándeme usted las pastillitas o tratamiento que usted considere oportuno. Todo enojado me dijo, trato de decirte que tienes un tumor en el pecho y tienes que operarte. Bueno , ¿dígame cómo y cuando me opero?

Este hombre al ver mi tranquilidad y que no me derrumbaba como las otras mujeres, más se enfadaba. El no podía entender que mis miedos a la muerte ya pasaron hace mucho tiempo y la fortaleza y templanza que Dios me daba delante de él,  le seguían enojando muchísimo, hasta el punto que levantaba mucho más la voz, y yo lo estaba perfectamente escuchando.

Hubo una primera operación pero a nivel microscópico los bordes estaban infectados, al mes siguiente en una segunda operación, seguían los bordes infectados a nivel microscópico y hubo una tercera operación y una cuarta operación dos meses después. Luego vino la quimio, 8 sesiones y la radioterapia unas 20 sesiones .

Durante todo este proceso  he podido contar con todo el apoyo de mi familia carnal y pude además experimentar lo valiosa que es mi familia en Cristo, porque por medio de sus ruegos y de sus oraciones yo me pude mantener firme en todo momento, y pude experimentar en medio de la enfermedad una abundante paz, una abundante serenidad . Me sentía enferma pero gozosa, enferma pero confiada en Dios. A veces sentía como inyecciones espirituales de gozo y caía en la cuenta de que era miércoles y sabía que estaban orando por mí. Os digo que este es uno de los mayores privilegios de formar parte del cuerpo de Cristo. Yo he sentido el brazo de Dios movido por la oración de mis hermanos en Cristo.

No me cuestionaba nada de lo que ocurría, sabía que mi vida estaba en manos de mi Dios, que él me amaba mucho antes de yo conocerle y que el tema de la eternidad ya lo tenía resuelto.

Fue al final del proceso, cuando hablaba  muy plácidamente con el oncólogo que me decía  ¿porque cuando vienen todas las mujeres vienen con el corazón que se les escapa del pecho y tú tienes tan sólo 60 pulsaciones?¿como si no tuvieses miedo a nada ?.¡ Bueno, yo soy cristiana!, sí, sí, me dijo, eso ayuda, pero lo que tu tienes no es nada bueno, todo el protocolo seguido no se hace a una persona sana, tu ahora puedes tener sanidad, pero no sabes cuanto te puede durar si un año, dos, tres …o si tienes suerte puedes formar parte de las personas sanadas. ¡Bueno, lo que es tranquilidad puedes tener pero hay que ser objetivos!

Y así charlaba diciéndome una cosa buena y dos o tres malas.

Al salir de la consulta, después de 9 meses,  por primera vez lloraba , como nunca antes lo había hecho (yo no soy llorona, no soy de lagrima fácil). En el coche de vuelta a mi casa me preguntaba ¿Señor, soy  una ingenua? ¿Debo preocuparme como dice el médico de este mi problema? ¿Estoy ignorando la gravedad del asunto?. Ya en mi casa hice algo que nunca antes había hecho, le dije al Señor por favor necesito ahora mismo que me hables, en este preciso momento quiero abrir la Biblia y que verdaderamente me hables, hasta ahora nunca me he quejado, pero fíjate en todo lo que me ha dicho el médico.

Abrí la Biblia y me salió el pasaje de Isaías 41:10  que dice: “NO TEMAS, PORQUE YO ESTOY CONTIGO, NO DESMAYES, PORQUE YO SOY TU DIOS QUE TE ESFUERZO, SIEMPRE TE AYUDARÉ, SIEMPRE TE SUSTENTARÉ CON LA DIESTRA DE MI JUSTICIA “,

Cerré mi Biblia, sequé mis lagrimas y dije Señor seguimos como vamos, sólo confiando en ti y no en lo que los médicos me digan.

Para no extenderme más y como conclusión solo decir que como hijos de Dios somos muy valiosos para nuestro PADRE CELESTIAL, el tiene el control de nuestras vidas, las dificultades y las pruebas son necesarias en nuestra vida, una vida de comodidad no produce fortaleza de carácter .

Actualmente  no se ha reproducido la enfermedad, han pasado 5 años, pero me han dejado muy tocada físicamente con todo el tratamiento, pero doy gracias a Dios que aunque tenga que vivir en una especie de crisis continua todo esto me ha llevado a depender mucho más de El.

La paz de Dios que he experimentado en tiempos de prueba, es la serenidad y tranquilidad que vienen de saber que nuestros tiempos están en sus manos y que nada puede sucedernos aparte de su voluntad y consentimiento.

He aprendido mansedumbre que es aceptar la voluntad de Dios sin resentimiento. No entiendo nada pero lo acepto.

Dios es demasiado sabio para errar, para equivocarse, y demasiado amoroso para ser cruel. La casualidad no existe y el Señor hace que todas las cosas ayuden a bien.

La voluntad de Dios me ha guiado hasta donde su gracia me ha podido sostener.

Que Dios le bendiga.

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