Una presentación del Evangelio.
¿Es usted Salvo?
Dos preguntas que usted debe responderse:
1. ¿Tiene usted la seguridad de que si muriera hoy iría al cielo?
2. Supongamos que esta noche usted muere y tiene que presentarse ante Dios y que Él le pregunta: ¿Por qué crees que debo permitirte entrar al cielo? ¿Qué le respondería usted?
• La Gracia
Durante mucho tiempo pensé que para que yo fuera al cielo, tendría que ganármelo de alguna forma yo mismo. Tendría que ser lo suficientemente bueno para lograrlo y merecerlo. Luego descubrí algo que me sorprendió: el cielo (la salvación) es un regalo, no podemos ganarlo, ni merecerlo. ¡Es completamente gratuito! ¿No es esto fantástico?
Déjeme presentarle un concepto bíblico del Nuevo Testamento. Dice: «La paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor Nuestro» Romanos 6:23
«La dádiva (regalo) de Dios es vida eterna…» ¿No es esto asombroso? Posiblemente se preguntará, ¿cómo puede ser eso posible? ¿Quién puede recibirlo?
¿Cómo podemos saber que lo tenemos? Déjeme mostrarle, no solamente que ésta es la manera, sino que es la única forma posible.
• El hombre
La Biblia nos enseña que todos hemos pecado, que ninguno de nosotros es lo suficientemente bueno para entrar al cielo (para ser salvo), ya que la demanda de Dios es la perfección. Si tuviéramos que ser lo suficientemente buenos, Jesús dice que tendríamos que ser perfectos:
«Sed, pues vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto…» Mateo 5:48.
«Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios» Romanos 3:23
En nuestros pensamientos, palabras y hechos, todos hemos fracasado en guardar sus mandamientos, tanto por pecados de comisión como por pecados de omisión, esto es, por las cosas que hemos hecho como por aquellas cosas que hemos dejado de hacer.
Esta es la razón por la cual ninguno de nosotros puede ganar la entrada al cielo. No podemos salvarnos a nosotros mismos. La Biblia dice:
«Por gracia sois salvos por medio de la fe… no por obras, para que nadie se gloríe». Efesios 2:8,9
• Dios
El problema del hombre al tratar de salvarse a sí mismo, llega a ser más agudo cuando vemos lo que la Biblia dice acerca de Dios.
Sabemos que Dios es misericordioso y amoroso, lleno de gracia y de bondad, pero la Biblia dice que el mismo Dios es también justo, recto y que debe castigar el pecado. La Biblia dice que la ira de Dios se revela contra toda impiedad e injusticia de los hombres (Rom. 1, 18) y que manda a todos los hombres a que se arrepientan donde quiera que estén. Desde luego, sabemos por la Biblia que Dios es amor, misericordioso y lleno de gracia. Él no quiere castigarnos. Él tiene que luchar contra el pecado, pero no quiere castigarnos porque nos ama.
Ahora, ¿cuál es la respuesta a este aparente problema?
Dios, en su infinita sabiduría proveyó una solución: Envió a su Hijo al mundo para resolver este problema del hombre.
• Jesucristo
Ahora, ¿quién es Jesucristo? Según la Biblia, Jesucristo es Dios, la segunda persona de la Trinidad, el Creador del Universo. ¡Jesucristo es el mismo Dios Todopoderoso! Esto resulta una verdadera sorpresa para muchas personas. No se dan cuenta que él es Dios-Hijo. Que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo y que la Trinidad es un solo Dios. La Biblia dice:
«En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… el Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros» Juan 1:1 y 14
Dios el Hijo fue hecho hombre. Esto es lo que llamamos encarnación.
¿Qué vino a hacer? Dios el Hijo se hizo hombre con un propósito noble y grandioso. Dejó su hogar en la gloria y nació en un pesebre. Vivió una vida perfecta y sin mancha. Compartió las enseñanzas más grandes del mundo. Hizo obras prodigiosas. Por último, llegó al final de su vida – aquella hora por la cual había venido al mundo. En aquella hora vemos la gran transacción de la cual habla toda la Biblia – la gran transacción es el acontecimiento central de la enseñanza cristiana.
¿Cuál es esa transacción?
Toda la Biblia trata de una gran transacción. Para una mejor comprensión, imaginémonos que yo tuviera en mi mano derecha un libro que contiene un registro minucioso de toda mi vida: todo lo que he hecho, en público y en secreto, todos mis pecados, todos mis pensamientos, todas mis motivaciones, todo está registrado en este libro. La Biblia dice que un día los libros serán abiertos y todas nuestras cosas se sabrán. Ese será un día de vergüenza para muchos. Yo estoy convencido de una cosa: cualquiera que fuera juzgado según las cosas registradas en el libro de su vida, sería condenado.
Este libro es mi problema. Aquí está registrado todo mi pecado que pesa sobre mí como una gran carga. Esto me mantiene alejado del cielo. Esto impide que llegue a Dios. ¿Qué haré con esto (el libro del registro de mi vida)?
En el Nuevo Testamento, Juan el Bautista anunció que al fin, el Cordero de Dios había llegado. Entonces Jesucristo cumplió su misión. ¿Cuál era esa misión?
Eso se describe en un texto:
«Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.» Isaías 53:6
Supongamos que mi otra mano representa a Cristo. La Biblia dice que Dios puso todos mis pecados sobre Cristo. Ahora pasamos el libro del registro de mi vida a la mano que representa a Jesús. Dios ha puesto mi culpa, el pecado que Dios odia, en la cuenta de Cristo. Dios ha cargado a Cristo con mis pecados. Leí algo que me impresionó como padre: «Jehová quiso quebrantarlo . . .» «Él (Cristo) fue herido de Dios y abatido» Dios descargó toda su ira por el pecado sobre su propio Hijo Cristo en nuestro lugar, como nuestro sustituto, pagó el precio por el pecado. Isaías 53:4, 10.
Finalmente, cuando hubo pagado por el último pecado, Jesús exclamó: “Consumado es” Juan 19:30. Esta es una palabra interesante en el texto original. “Tetelestai” es un término comercial que significa “está cancelada, la deuda ha sido pagada”. “La paga del pecado es muerte” Romanos 6:23, o sea, la ira de Dios. Jesús dijo: “Tetelestai”. Está cancelada. También dijo: «En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros» Juan 14:2
“Tetelestai”. Está pagado. Ha sido comprado. Con su pasión sobre la cruz, Jesús aseguró un lugar en el cielo para los suyos. Cristo entonces resucitó triunfante de la tumba. No adoramos a un Cristo muerto, sino a un glorioso Salvador viviente. El hecho más importante en la historia de la humanidad es que Jesucristo se levantó de entre los muertos y es el Señor de la vida. Y no sólo es el hecho más importante ante el cual palidecen otros y resultan insignificantes, sino también es el hecho mejor comprobado o atestiguado de la historia humana. Después de su pasión por casi seis semanas Cristo se mostró a sí mismo vivo, a cientos de personas, con muchas pruebas indudables.
¿Ahora cómo está mi mano (de la cual fue quitada el libro de registro)? – ¡Vacía! ¿Quién llevó mi pecado? ¡Cristo!
La cosa más maravillosa es, que este lugar en el cielo que Cristo compró para nosotros, nos lo ofrece gratuitamente, como un regalo. “El regalo de Dios es vida eterna”. Por su gracia Él nos ofrece el regalo del cielo.
Gran parte de mi vida yo pensé lo mismo que usted. Si fuera a morar al cielo, tendría que haberlo merecido. Mi vida tendría que ser suficientemente buena. En otras palabras, tendría que pagar un precio en buenas obras para entrar al cielo. Me sorprendí cuando supe que no era así. Yo no tengo que pagar nada. Jesús ya lo pagó todo, y yo puedo tener la vida eterna como un regalo. Escuche: «La paga del pecado es muerte, más la dádiva (regalo) de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro» Romanos 6:23
Ese es el evangelio, las buenas noticias de la fe cristiana: Dios nos ofrece el cielo como un regalo. El cielo es un regalo para nosotros porque Cristo pagó el precio. Jesús lo pagó todo.
La Biblia dice: «Por gracia sois salvos… no por obras para que nadie se gloríe» Efesios 2:8, 9 ¿Cuál es el significado de la gracia? La gracia representa la riqueza de Dios que recibimos por el precio pagado por Cristo. La riqueza de Dios se manifiesta en el perdón, el cielo, la vida eterna, la paz, el gozo y el amor de Dios. El precio pagado por Cristo fueron los azotes, el Getsemaní, las burlas, la corona de espinas, los clavos en sus manos, la herida en su costado, la ira de Dios y la muerte misma. Jesús lo pago todo. Todo se lo debo a Él. Por gracia nos ofrece vida eterna como un regalo. ¿Quiénes reciben este regalo? ¿Todas las personas? No. La Biblia dice que son pocos los que encuentran el camino a la vida y muchos los que van hacia la condenación. Mat 7:13 y 14. ¿Cómo podemos pues tener este regalo?
• Fe
1. Lo que no es – simple entendimiento intelectual.
¿Cómo lo recibimos? «Por gracia sois salvos por medio de la fe…» Efesios 2:8
La fe es la llave que abre la puerta del cielo. Alguien ha dicho que la fe es la mano vacía de un mendigo recibiendo el regalo de un rey. Muchas personas piensan que tienen fe, pero realmente no saben lo que es fe. Veamos lo que no es fe. Muchas personas creen que Jesús vivió, murió y resucitó; piensan que eso es fe. Pero esto es un mero entendimiento intelectual con relación a ciertos hechos históricos. La Biblia nos enseña que aun el diablo cree en Cristo de esta manera. Pero eso no es suficiente.
Otras personas piensan que tienen fe en Cristo, pero al preguntarles lo que realmente significa eso, vemos que están confiando en Cristo sólo para las cosas temporales de la vida, tales como la salud, los hijos, las finanzas, orientación – las cosas que tienen que ver únicamente con acontecimientos puntuales de esta vida.
2. ¿Qué es fe? – Confiar únicamente en Jesucristo para nuestra salvación.
Lo que la Biblia quiere decir por fe es, confiar únicamente en Jesucristo para nuestra salvación; poner nuestra esperanza de vida eterna en Cristo.
Cristo no descendió aquí para que salgamos bien de una operación de apendicitis o para llevarnos sin peligro a una ciudad determinada. Cristo vino para llevarnos al cielo, para que tengamos vida eterna.
Fe es confiar únicamente en Cristo para nuestra salvación. Las personas confían en una de dos cosas: ya sea en ellos mismos o en Cristo. Yo estuve confiando, igual que usted, en mis propios esfuerzos para tratar de vivir una vida suficientemente buena. Entonces comprendí que si yo pudiera ir al cielo de esa manera, me estaría salvando a mí mismo, yo sería mi propio salvador; y si yo fuera mi propio salvador, entonces estaría en competencia con Jesucristo, que se declaró a sí mismo como el único Salvador del mundo.
Lo que yo necesitaba hacer era dejar de confiar en mí mismo y comenzar a confiar en Jesucristo. Así que, años atrás, con sincero arrepentimiento, hice exactamente eso y recibí el regalo de la vida eterna. No lo merecía entonces y no lo merezco ahora: pero por su gracia lo tengo.
Déjeme ilustrarlo con una silla.
– ¿Cree usted que esta silla existe? (Señalando hacia una silla vacía)
– Sí.
– ¿Cree que podrá sostenerme?
– Sí. Pero no me está sosteniendo ahora.
– ¿Cómo podría probar que existe y que me puede sostener?
– Sentándome en ella.
Hagamos de cuenta que la silla representa a Cristo. Durante mucho tiempo pensé que Él existía y podía ayudarme, pero no tenía vida eterna porque estaba confiando en mis propias buenas obras para llegar al cielo. Recuerde lo que usted se contestó que respondería a Dios si él le preguntara, ¿Por qué crees que debo darte la vida eterna? ¿Cuál fue su respuesta? Podría haber sido “trato de hacer lo mejor que puedo…” o quizás “trato de cumplir la ley de Dios” etc.,
¿Quién es la única persona a la cual hace referencia su respuesta? A usted mismo.
¿En quién estaba confiando para la salvación? En usted mismo.
Para recibir la vida eterna, debe pasar la confianza de usted mismo a Cristo. Sentándose en la silla que representa a Cristo.
¿Cuál es entonces el motivo para vivir una vida santa? Es gratitud por lo que Cristo nos ha dado. La Biblia dice que “el amor de Cristo nos constriñe”. 2 Corintios 5:14
Un fiel siervo de Dios lo expresa así: “Siendo joven, acepté a Cristo, el regalo de la vida eterna. Todo el resto de mi vida ha sido un complemento permanente de ese día, diciendo siempre: Gracias Señor, por lo que hiciste entonces conmigo.”
LA DECISIÓN
¿Tiene esto sentido para usted?
Sí, ¡es maravilloso! Acaba usted de escuchar la historia más maravillosa que jamás se haya contado, acerca de la oferta más grandiosa que haya hecho Jesucristo, la persona más importante que ha vivido sobre la faz de la tierra. A esto le llamamos las “buenas nuevas”, el evangelio de Jesucristo.
¿Quiere recibir el regalo de la vida eterna que Cristo le ofrece ahora? Este es el regalo que hizo que el Hijo de Dios dejara su trono y muriera por usted. ¿Quiere usted recibirlo?
Antes, déjeme aclararle lo que eso significa. En primer lugar, va a transferir su confianza, es decir, su esperanza de vida eterna, de lo que había estado haciendo, para ponerla en lo que hizo Jesucristo por usted en el Calvario. Jesucristo toma nuestros pecados y nosotros recibimos su justicia. Esto quiere decir que a pesar de que fracasamos en guardar los mandamientos de Dios y en vivir coherentemente por la Regla de Oro, Cristo obedeció perfectamente todas las leyes de Dios. Él ha vivido una vida perfecta.
La vida perfecta de Cristo se nos atribuye desde el momento en que creemos. Se pone a nuestra cuenta, para que a los ojos de Dios seamos considerados como perfectos.
Es como si nos pusieran la túnica blanca del perfecto carácter y obediencia de Cristo y con ella nos presentáramos sin culpas delante de Dios. Solamente de esta forma podemos adquirir la condición de perfectos que Dios demanda de nosotros. El Apóstol Pablo lo expresa con estas palabras:
«Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.» 2 Corintios 5:21
Una traducción moderna del versículo sería: «Porque Dios puso todos nuestros pecados sobre Jesucristo, el cual no pecó jamás, de modo que nosotros podamos ser hechos justos delante de Dios, a causa del sacrificio que Cristo hizo por nosotros» 2 Cor. 5:21
¿Quiere dejar de confiar en usted mismo o en su organización y comenzar a confiar en Cristo?
Recibir al Cristo resucitado y vivo: Usted recibe la vida eterna al aceptar a la persona de Jesucristo. La Biblia nos dice:
«A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron, Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.» Juan 1:11, 12
¡Podemos recibir y conocer a la persona más emocionante de la historia del mundo, porque Él vive!
Reciba a Jesucristo en su vida como Salvador: ¡Jesucristo está vivo! Él dice:
«HE AQUÍ YO ESTOY A LA PUERTA Y LLAMO, SI ALGUNO OYE MI VOZ Y ABRE LA PUERTA, YO ENTRARÉ A ÉL Y CENARÉ CON ÉL Y ÉL CONMIGO» Apocalipsis 3:20
Esto significa que Él tendrá una comunión íntima y diaria en su vida. Él vendrá a perdonarle, limpiarle y darle a usted vida eterna. Si usted lo recibe, Él vendrá a su vida y le hará su hijo y heredero de una fortuna eterna. ¿Le gustaría pedirle a Jesucristo que venga a vivir en su vida como su Salvador hoy?
Recibir a Jesucristo en su vida como Señor: Voy a decirle algo muy claramente. Cuando Cristo entra a su vida como Salvador, viene para hacer algo por usted; perdonarle y darle vida eterna.
Pero también viene como Señor. Viene como Amo y Rey. Viene para demandarle algo.
Hay un trono en su corazón y ese trono le pertenece. ¿Está dispuesto a cederle su vida, a rendírsela a él, en gratitud por el regalo de la vida eterna?
Arrepentimiento de los pecados: Él también nos manda arrepentirnos de nuestros pecados. ¿Está usted dispuesto a arrepentirse de sus pecados y a seguirle? Esto quiere decir que dejará de hacer lo que no le agrada a Dios y que le seguirá a medida que Él le vaya revelando la voluntad para su vida a través de la Biblia. El arrepentimiento es un cambio total de mentalidad con relación a la vida y la muerte y con relación a Dios y el mundo. Es algo que viene por la obra del Espíritu Santo en nosotros y nos guía inevitablemente a una vida transformada.
¿Está dispuesto a arrepentirse de sus pecados, llegar a ser un miembro de la familia eterna de Dios, a seguirle y a servirle?
Sí está dispuesto, el Señor está aquí ahora mismo. Puede dirigirse a él en oración y decirle que usted quiere dejar de confiar en sus propios esfuerzos, que quiere poner su confianza en el Señor Jesucristo para su salvación y que quiere recibirle como su Salvador personal. ¿Esto es verdaderamente lo que usted quiere hacer?
El Señor está mirando su corazón más que las palabras que salen de su boca. Él dice:
«Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón» Jeremías 29:13
Si esto es realmente lo que usted entiende, dígaselo a Dios en oración con sus propias palabras o con estas palabras:
Señor Jesús, yo quiero que entres y tomes el control de mi vida ahora mismo. Soy pecador. He estado confiando en mí mismo y en mis buenas obras. Pero ahora pongo toda mi confianza en ti. Te acepto como mi Salvador personal. Creo que moriste por mí. Te recibo como Amo y Señor de mi vida. Ayúdame a abandonar mis pecados y a seguirte. Acepto el regalo de la vida eterna. No soy digno de ti, pero te doy las gracias por recibirme. Amén
(Tomado de: Explosión del Evangelio, por Dr. James Kennedy)
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