19 Mayo

“…el juicio de Dios… es según verdad” (Romanos 2:2).

 

Dios es el único en todo el universo que está perfectamente calificado para juzgar. Podemos estar muy agradecidos de que no haya puesto en nuestras manos la responsabilidad del juicio final. Pensemos en algunas de las desventajas con las que trabaja un juez terrenal: No puede ser completamente objetivo. La apariencia o importancia del demandado pueden influenciarlo. Los sobornos u otras consideraciones más sutiles podrían afectar su juicio. No siempre puede saber si un testigo miente, oculta la verdad o la oscurece. El juez puede ser sincero pero impreciso.

El juez no puede saber en todo tiempo los motivos de aquellos a quienes trata, y en muchos casos legales es importante establecer los  motivos.

Aun el polígrafo o detector de mentiras puede ser engañado. A veces los criminales endurecidos pueden controlar sus reacciones fisiológicas frente a la culpa.

Pero Dios es el Juez perfecto. Tiene un conocimiento absoluto de todos los actos, pensamientos y motivos. Puede juzgar los secretos del corazón. Él conoce toda la verdad y nada se le puede ocultar. Cuando juzga no hace acepción de personas y trata a cada uno con imparcialidad. Conoce la capacidad mental con la que cada uno está dotado; por ejemplo, sabe que una persona mentalmente impedida no puede ser tan responsable de sus acciones como los demás. Tiene conocimiento de la fortaleza moral de cada uno de Sus súbditos; algunos pueden resistir la tentación más fácilmente que otros. Sabe que cada uno goza de privilegios y oportunidades distintos, así como el grado en el que una persona peca contra la luz. Detecta sin dificultad pecados de comisión y de omisión, los pecados secretos y el escándalo público.

Por lo tanto, no nos quepa duda de que los paganos que nunca oyeron el evangelio serán tratados con toda justicia. Los que han sido maltratados sin causa no quedarán sin venganza y aquellos tiranos perversos que han escapado en esta vida no quedarán impunes.

El Juez de toda la tierra es un Juez perfecto, y Su justicia será de acuerdo a la verdad y por lo tanto absolutamente perfecta.

Josue G Autor