17 Junio

“¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso?” (Job 11:7).

 

Dios posee también otros atributos que hay que mencionar, aunque sea con brevedad. La contemplación de estas perfecciones divinas eleva el alma al cielo, la transporta de lo insignificante a lo sublime.

Dios es justo, es decir, es recto, imparcial e íntegro en todos Sus tratos. “Dios justo y Salvador” (Is. 45:21).

Dios es incomprensible (Job 11:7-8), demasiado grande para que la mente humana lo comprenda. Como decía Stephen Charnock: “Es visible que Dios es, e invisible lo que es”. Y Richard Baxter comenta: “Puedes conocer a Dios, pero no comprenderlo”.

Dios es eterno, no tiene principio ni fin (Sal. 90:1-4). La duración de Su vida es la eternidad.

Dios es bueno (Nahum 1:7). Él es: “bueno… para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras” (Sal. 145:9).

Dios es infinito (1 R. 8:27). No tiene límites o fronteras. “Su grandeza está más allá de cálculo, medida o imaginación humana”.

Dios es autoexistente (Éx. 3:14). No recibe la existencia de alguna fuente externa. Él es la Fuente de Su propia vida así como la de toda otra vida.

Dios es autosuficiente, es decir, dentro de la Trinidad hay todo lo que pudiera “necesitar”.

Dios es trascendente. Está muy por encima del universo y el tiempo, y separado de toda la creación material.

Por último, examinemos Su presciencia. Los cristianos están divididos en cuanto a si la presciencia de Dios determina quién será salvo, o si se trata solamente del conocimiento previo que Él tiene de quién confiará en el Salvador. A juzgar por Romanos 8:29, creo que Dios seleccionó soberanamente a ciertos individuos y decretó que todos aquellos que de esta manera previó fueran finalmente glorificados.

Así concluimos nuestra reflexión acerca de los atributos de Dios. Pero éste es un tema que, por otra parte, no tiene fin. Dios es tan grande, tan majestuoso y asombroso que solamente vemos borrosamente como a través de un espejo. Ya que Dios es infinito, nuestras mentes finitas nunca podrán llegar a conocerle plenamente. Por toda la eternidad hablaremos extensamente de las maravillas de Su persona y no obstante, tendremos que decir: “Ni aun se nos ha dicho la mitad”.

Josue G Autor