“No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías” (1 Tesalonicenses 5:19-20).
“No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías” (1 Tesalonicenses 5:19-20).
“¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti?” (Salmo 85:6).
“No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” (Hebreos 13:2).
“Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada” (Lucas 10:41-42).
“…conoceré como fui conocido” (1 Corintios 13:12).
“Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec” (Éxodo 17:11).
“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16).
“Pero se salvará engendrando hijos…” (1 Timoteo 2:15).
“El les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer. Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto. Pero muchos los vieron ir, y le reconocieron; y muchos fueron allá a pie desde las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron a él… Jesús… tuvo compasión de ellos” (Marcos 6:31-34).