20 Septiembre

“No altivos, sino asociándoos con los humildes” (Romanos 12:16).

 

La tendencia natural de muchos es a codearse con la flor y nata de la sociedad. En cada corazón está el deseo de asociarse con aquellos que son influyentes, ricos y aristócratas. El consejo de Pablo en Romanos 12:16 en realidad a nadie le agrada: “No altivos, sino asociándoos con los humildes”. Las castas no existen en la iglesia. Los cristianos deben vivir por encima de las distinciones sociales.

Fred Elliot contaba una vez una historia que lo ilustra muy bien: Una mañana estaba reunido con su familia, en el tiempo devocional después del desayuno, cuando escuchó un ruido estrepitoso en el patio. Se dio cuenta de que el basurero había llegado. Dejó la Biblia abierta sobre la mesa, se acercó a la ventana, la abrió y saludó animadamente al basurero, luego regresó a la mesa para continuar con el devocional. Para él era tan sagrado saludar al basurero como leer la Biblia.

Hay otro siervo del Señor que también aplicó este texto muy literalmente. Jack Wyrtzen dirigía un campamento bíblico cada verano en Schroon Lake, N. Y. En una de las conferencias para adultos, un invitado se hizo notar por un grave defecto físico. No podía controlar los músculos de la boca y por eso no era capaz de tragar todo lo que se llevaba a la boca. Gran parte del bocado se le salía de la boca y caía sobre los periódicos con los que se cubría el pecho y las piernas. La escena no era agradable para quien le acompañaba a comer y consecuentemente, este hombre por lo general se sentaba solo a la mesa.

Debido a las presiones del trabajo, Jack Wyrtzen llegaba tarde a menudo al comedor. Siempre que cruzaba por la puerta, la gente lo saludaba animadamente haciéndole señas para que se sentara a sus mesas. Pero Jack nunca lo hacía. Siempre iba a la mesa donde este invitado estaba comiendo solo. Se asociaba en amor con aquel humilde hombre.

“Una vez a un general cristiano se le vio dirigiendo la palabra a una pobre anciana. Sus amigos le dijeron en señal de protesta: ‘Debes considerar tu rango’. El general contestó: ‘¿Qué hubiera sucedido si mi Señor hubiera considerado Su rango?’ (del calendario “Choice Gleanings”).

En su poema, “For A’ That and A’ That”, Robert Burns nos recuerda que a pesar de una posición humilde en la vida, a fin de cuentas uno es un hombre y no puede negarlo. Dice que el hombre de pensamiento independiente puede reírse del teatro que representan los soberbios que visten de seda.

Cuando pensamos en cómo nuestro Salvador se humilló para asociarse con nosotros en nuestra condición humilde, es absurdo que no hagamos lo mismo con los demás.

Josue G Autor