25 Marzo

“En el principio Dios…” (Génesis 1:1).

 

Si separamos las primeras cuatro palabras de Génesis 1:1 del resto del versículo, se forma una especie de lema para todo aspecto de la vida: “Dios primero”. El primer mandamiento nos sugiere también este lema: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Nadie ni nada debe tomar el lugar del Dios vivo y verdadero.

Esto se ilustra con la historia de Elías y la viuda a quien sólo quedaba un poco de harina y aceite suficiente para hacer una última pieza de pan para ella y su hijo (1 R. 17:12). Sorprendentemente Elías dijo: “hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida”. Aunque esto pudiera sonar como egoísmo imperdonable, en realidad no lo era. Elías era un representante de Dios. Lo que estaba diciendo era: “Pon a Dios en primer lugar y las cosas necesarias para la vida nunca te faltarán”.

Siglos más tarde el Señor Jesús enseñaba lo mismo sobre el Monte: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mt. 6:33). La prioridad central de la vida es el reino de Dios y Su justicia.

De nuevo, el Salvador afirmó Su declaración en Lucas 14:26, “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo”. Cristo debe tener el primer lugar.

Pero ¿cómo ponemos a Dios primero? Tenemos una familia a la que cuidar. Tenemos un empleo en el cual pensar. Tenemos un sinfín de tareas que claman pidiendo nuestro tiempo y recursos. Ponemos a Dios primero amándole con un amor tal que en comparación, todos los demás amores parecen aborrecimiento. Usando todas las cosas materiales como algo que Él ha dejado a nuestro cargo, reteniendo sólo las cosas útiles en relación a Su reino. Dando la máxima prioridad a los asuntos de consecuencia eterna, recordando que a veces lo bueno puede convertirse en enemigo de lo mejor.

Los mejores intereses del hombre se encuentran en una buena relación con Dios. Hay buena relación cuando se le da a Dios el primer lugar. Pero poner a Dios primero no significa no tener problemas, de hecho los tendremos, pero encontraremos realización en la vida. Pero el poner a Dios en segundo lugar significa no tener más que problemas, y una existencia miserable.

Josue G Autor