21 Agosto

“…prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida” (1 Corintios 14:19).

 

El tema aquí, desde luego, es el uso de las lenguas sin interpretación en las reuniones de la iglesia. Pablo se opone a esta práctica. Insiste en que lo que se dice debe ser inteligible, de lo contrario nadie es edificado.

Pero el versículo puede aplicarse en un sentido más amplio. Cuando hablamos, debemos hacerlo en voz alta para que todos escuchen, de otro modo podríamos también estar hablando en una lengua desconocida. En casi todos los públicos hay personas que no oyen bien. Cuando la voz del que habla es suave los oyentes sufren al perder el hilo de las ideas. Ya que el amor piensa en los demás y no en sí mismo, es preciso hablar con suficiente volumen para que todos puedan escuchar.

El amor emplea también palabras suficientemente sencillas para que una persona normal le entienda. Tenemos un gran mensaje, el mensaje más grande e importante del mundo, y es vital que la gente lo oiga y entienda. Si usamos una jerga complicada, oscura y técnica, echamos abajo nuestro propósito.

Un predicador fue al Oriente a ministrar la Palabra, haciendo uso de un intérprete. La primera frase de su mensaje fue: “Todo pensamiento puede dividirse en dos categorías, concreto y abstracto”. Observando a la audiencia de abuelitas desdentadas y niños inquietos, el intérprete la tradujo así: “He venido desde muy lejos para hablarles acerca del Señor Jesús”. A partir de ahí el mensaje estuvo firmemente en las manos de los ángeles.

En un artículo reciente de una revista cristiana, me encontré con expresiones tales como: “datum normativo de una categoría transhistórica”; “obra que no es ecléctica sino que tiene relevancia existencial”; “un continuum vertical de conciencia”; “lenguaje canónico de afirmación”; “causalidad clásica en los límites extremos de la medida”. ¡Cuánto esfuerzo conlleva poder abrirse paso a través de esta jerga religiosa burocrática! ¡Líbranos de todos aquellos que tienen un modo pesado de no decir nada en frases infinitas!

Dicen que los programas de radio y televisión se transmiten en términos que puede entender la gente con un tercer grado de educación. Esto debe ser una clave para los cristianos que desean alcanzar al mundo con el mensaje de la redención. Debemos “hacer que el mensaje sea claro y simple: CRISTO RECIBE A LOS HOMBRES PECADORES”. Es mejor hablar cinco palabras y ser entendido que diez mil palabras en un lenguaje que nadie puede entender.

Josue G Autor