“He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas; andad a la luz de vuestro fuego, y de las teas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados” (Isaías 50:11).
“He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas; andad a la luz de vuestro fuego, y de las teas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados” (Isaías 50:11).
“Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán?” (Jeremías 12:5).
“Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, y maledicencia, y toda malicia” (Efesios 4:31).
“Que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad” (Deuteronomio 10:13).
“Hermanos, no murmuréis los unos de los otros” (Santiago 4:11).
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado” (Filipenses 3:13).
“…todo él codiciable. Tal es mi amado, tal es mi amigo, oh doncellas de Jerusalén” (Cantares 5:16).
“Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie” (Josué 1:3).
“Aparta mis ojos, que no vean la vanidad” (Salmo 119:37).
“Sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios” (Marcos 1:34).