“No seáis como el caballo, o como el mulo” (Salmo 32:9).
“No seáis como el caballo, o como el mulo” (Salmo 32:9).
“Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará” (Lucas 19:26).
“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará” (Lucas 9:24).
“Mirad, pues, cómo oís” (Lucas 8:18).
“Mirad lo que oís” (Marcos 4:24).
“En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños,
a mí lo hicisteis” (Mateo 25:40).
“Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel” (Mateo 5:25).
“Del evangelio de la gloria de Cristo…” (2 Corintios 4:4).
“Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que
creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino
de asno y que se le hundiese en lo profundo del mar” (Mateo 18:6).
“Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios
mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura
de la predicación” (1 Corintios 1:21).