“Que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad” (Deuteronomio 10:13).
“Que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad” (Deuteronomio 10:13).
“Hermanos, no murmuréis los unos de los otros” (Santiago 4:11).
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado” (Filipenses 3:13).
“…todo él codiciable. Tal es mi amado, tal es mi amigo, oh doncellas de Jerusalén” (Cantares 5:16).
“Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie” (Josué 1:3).
“Aparta mis ojos, que no vean la vanidad” (Salmo 119:37).
“Sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios” (Marcos 1:34).
“No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos” (Deuteronomio 18:10-11).
“…¿Qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” (Santiago 4:14).
“Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar” (Salmo 4:1).